Comida
Nos encontramos ante un kebab con abundante carne pero “normalucha”, no tiene el toque de kebab estándar. El pan de pita es excesivamente blando y cuando se fusiona con la salsa se convierte en una masa difícil de masticar. Ahora sí, la salsa de yogurt es excelente, y el factor que hace que el kebab sume puntos, pero como sabemos, la salsa no hace al kebab. La verdura escasea y la mayor parte se sitúa en el fondo; no pienses que no te han puesto tomate, espera a llegar al final. La cebolla no está crujiente pero la lechuga está en su punto óptimo. Te consultan previamente si quieres picante en tu kebab y tienes la opción de añadirle queso por cincuenta céntimos más.
Vemos una diferencia de tamaño entre el kebab que te sirven para comer en el local y el que te sirven para llevar, que es más pequeño que el anterior. Si decides comértelo allí mismo te darás cuenta de que no disponen de platos donde ofrecerte el kebab. Los cubiertos son de plástico y cabes a una servilleta por cabeza.
La variedad de platos es extensa pero nos llamó especialmente la atención el “Plato especial Antoñito”, que es un surtido de 10 euros para compartir. También hay gran variedad de bebidas y de formatos de las misma, desde latas hasta botellas de dos litros. Éstas, como en otras ocasiones se encuentran apiladas a lo largo del local.
El precio del kebab es de 3.50 y el del durum de 4 euros, los menús cuestan 5 y 5.80 respectivamente.
Local
Nuestro kebab, esta vez localizado en la Avenida Reina Mercedes, es bastante pequeño. En su interior solo nos encontramos con dos taburetes con mesas altas colocados para la espera. No está preparado para comer dentro ya que la temperatura del local impide cualquier tipo de estancia agradable. En la terraza, no de mayor tamaño que el local y con un desnivel que puede hacer que la gravedad haga su función y se derrame el kebab sin apenas hincarle el diente, hay tres mesas donde poder disfrutar de tu kebab.
La decoración, con abundante granate morisco; la música, digna de la danza de los siete velos; y el calor que desprenden los rollos de carne, te transportan al desierto. Desconocemos cómo aguantan el calor las plantas de plástico que se encuentran a la entrada.
La cocina, como en cualquier kebab está abierta al público e incluso a la calle a través de un gran ventanal. En este caso encontramos una segunda cocina donde se prepara todo lo que no sea kebab. En la barra encontramos una vitrina de cristal multiusos, ya que te sirve tanto para guardar tenedores, servilletas, envases, e incluso el botiquín. No disponen de baño.
Servicio
Este es sin duda uno de los kebabs con mejor atención de Sevilla. Los dos chicos que se encargan del local gozan del don de la simpatía y hacen constantes bromichuelas de buen gusto. El cocinero disfruta de su trabajo, y se nota porque mientras cocina no para de cantar. El que se dedica a apuntar los pedidos tiene un mejor manejo del castellano, y apunta en papel lo que vas a pedir; a la petición de kebab sin tomate le añadió una carita pintada en el papel de plata. Hay un tercer empleado que se encarga de los pedidos a domicilio.
Votación
Albalya 6.75
Maymara 6.5
No hay comentarios:
Publicar un comentario